¡Feliz año
nuevo a todos!
Esperamos
que hayáis comido muchos turrones, brindado con buenos vinos o cavas y que no
os hayáis atragantado con las uvas.
Nosotros
poco a poco volvemos a la rutina, aunque aún nos queda la fiesta más esperada
de la Navidad: los Reyes Magos (yo sigo siendo muy tradicional) y hasta que no
abramos los regalos, seguiremos de celebración.
No obstante,
hoy me he sentado frente al ordenador y me he puesto a pensar en el 2016 y en
lo que ha significado para TransCreat y en el recién estrenado 2017 y lo que se
traerá entre manos.
El 2016 ha
sido un buen año para nuestro equipo con una nueva incorporación, Enrique, un
cambio de oficina a un despacho privado en la Plaza de Santo Domingo, al lado
de Callao, nuevos clientes y la consolidación de los antiguos. Hemos sudado la
gota gorda, pero hemos cerrado el año contentos y satisfechos.
Ahora
comienza el 2017 y, con él, el primer cambio: nos mudamos de nuevo dentro del
mismo centro de negocios a un despacho más grande porque tenemos una nueva
incorporación al equipo a la que os presentaremos cuando esté aquí en la
oficina con nosotros. Es decir, nuestra principal novedad es que crecemos y
como crecemos tenemos que fijar una serie de objetivos y propósitos para este
nuevo año para que todo siga yendo viento en popa:
- Amar nuestro trabajo: no hemos dejado de cumplirlo, pero conviene
recordarlo. Para ser feliz laboralmente, tienes que disfrutar cada día de lo
que haces y amarlo. Nosotros seguimos divirtiéndonos al traducir y al enseñar
la lengua española. Cuando te gusta lo que haces, lo reflejas en tu trabajo.
Creemos que es una de las claves para que tu trabajo tenga la calidad que
esperan tus clientes.
- Respetar a nuestros clientes y hacernos
respetar: nuestra trayectoria nos enseña
que es mejor decir que no a tiempo a prometer el oro y el moro a tus clientes y
luego ofrecerles migajas. Es importante saber lo que vale tu trabajo y
transmitirles ese valor a tus clientes. Si tú te valoras, ellos también te
valorarán. No es tan fácil encontrar a buenos profesionales. Por ello, no os
creáis que todo el mundo es prescindible y que la gente se vende al mejor
postor. Al final, los buenos clientes priorizan la calidad y el buen trato y,
si se lo ofreces, los fidelizarás.
- Cuidarnos entre nosotros: los traductores debemos apoyarnos entre
nosotros. En nuestro caso, esto comienza dentro de nuestro propio equipo. Nos
encanta sentir que somos una pequeña familia. El mundo traductoril es a menudo
un mundo muy solitario. Por ello, es imprescindible entablar relación con otros
traductores. Juntos somos siempre más fuertes.
- No parar de aprender: en mi caso, estoy «a tope» (como diría mi
compañero Enrique) con el neerlandés. Creo que es un idioma muy agradecido si
sabes alemán y muy poco explorado. Es importante que sigamos aprendiendo y no
necesariamente me refiero a incorporar nuevos idiomas, a veces bastaría con que
estuviésemos todos al día con los cambios que se producen en nuestro propio
idioma. Un traductor tiene que estar, ante todo, bien informado.
- Priorizar los proyectos que nos hacen
felices, aunque no sean tan lucrativos: al
principio, aceptas muchas cosas que no te gustan por miedo a no recibir otras.
Ha llegado un momento en que si valoras la rentabilidad de esos proyectos, a
menudo te das cuenta de que los quebraderos de cabeza no se pagan con dinero y
acaban incluso saliendo caros. Para cumplir el propósito número 1, este otro es
fundamental.
- Colaborar con más traductores: porque hay traductores buenísimos por el
mundo y nos encanta encontrarnos con ellos y que juntos podamos abarcar
proyectos interesantes.
- Seguir fidelizando a nuestros clientes, establecer
nuevos contactos y optimizar nuestros procesos como empresa: para que TransCreat poco a poco se
convierta en la gran empresa con la que los tres soñamos.
Estos son
los siete propósitos que intentaremos cumplir este año, ¡deseadnos suerte!
¿Cuáles son los vuestros?